El ogro
Frotó la lámpara un par de veces, y a la tercera un ogro verde salió a su encuentro. “¿Qué deseas?”, le dijo, “tienes dos minutos para pensártelo.” Pero había demasiados deseos por cumplir, indeterminado vago entre ellos. En los dos últimos segundos el ogro le advirtió; “vas a perder la opción”, “mierda” contestó el afortunado, y acabó siendo pasto de las moscas.
El robo
Cuando escuchó apretar el gatillo se dio media vuelta. El proyectil impacto contra la farola desviándolo de su trayectoria. Entonces recordó que había roto el corazón de su mujer por una simple discusión, y que el suyo se hizo añicos incrustándosele la bala en el pecho. Ella con despecho cerró la puerta diciendo que lo hacía en defensa propia porque le había robado el corazón.
Seleccionados para una recopilación.
Junio 2012
http://www.diversidadliteraria.es/
Seleccionado con mi compañero Francisco García Bausán.