El panadero frunce el ceño. Le mira con enojo y cierto desasosiego, advirtiéndole que la próxima vez no lo dejará pasar. La atención del vagabundo se centra en el intenso olor a pan recién hecho, que deleita profundamente, mientras el panadero le lanza una sonrisa forzada mostrándole sus dientes desordenados, a la vez que perfuma el lugar.
Concurso microrrelatos Camilo José Cela
El panadero frunce el ceño. Le mira con enojo y cierto desasosiego, advirtiéndole que la próxima vez no lo dejará pasar. La atención del vagabundo se centra en el intenso olor a pan recién hecho, que deleita profundamente, mientras el panadero le lanza una sonrisa forzada mostrándole sus dientes desordenados, a la vez que perfuma el lugar.